A menudo, la PVD o los problemas de circulación en las extremidades inferiores se presentan como dolor, entumecimiento, frialdad o cambio de color en la piel de las piernas y los pies. El dolor a menudo empeora con el ejercicio o la actividad, lo que se denomina claudicación. También puede presentarse como úlceras en la piel que no se curan correctamente o que no se curan en absoluto. Es importante vigilar estos síntomas e informar a su médico porque la PVD no tratada puede provocar infecciones potencialmente mortales o la pérdida de sus extremidades por la amputación.